Pasaron cuatro años y medio antes de volver a casa desde mi llegada a Argentina en el 2009. En éste viaje aproveché para vacacionar un poco y ver qué había de nuevo por nuestra patria tricolor.

Aterrizaje en el Aeropuerto Internacional el Dorado

Algunos familiares me recibirían en el Aeropuerto el Dorado.

Ver a la familia nuevamente fue algo muy positivo, adicionalmente tuve la oportunidad de conocer lugares nuevos, probar todo aquello que solía comer y hasta incluso dar una charla a algunos interesados en viajar a argentina.

Lo valioso de toda ésta experiencia y supongo que lo será para quienes ya se encuentren aquí o para aquellos que han pensado en viajar, es la perspectiva.

A veces me reprocho un poco robar parte de mi tiempo personal para llevar a cuestas un proyecto como éste, pero realmente disfruto cuando las personas se pueden llevar algo bueno de mi, sea poco o mucho, creo que es de utilidad y eso me motiva bastante.

Lo malo de regresar a Bogotá

Volviendo a lo de la perspectiva,  he visto con tristeza, especialmente en Bogotá una clara diferencia con Buenos Aires “La falta de Respeto”

Si bien Buenos Aires no es la cuna del respeto, pude notar con bastante desagrado que en mi ciudad natal Bogotá, se faltan al respeto constantemente, son brutos, medio guaches unos con otros.

Los autos irrespetando el paso de los peatones, la gente empujándose por la calle y ni les quiero decir del absurdo comportamiento de transmilenio, donde todos se maltratan, unos con otros y algunos pocos roban pasajes haciendo más incómodo el viaje y creyéndose “las abejas del panal” porque se roban un boleto de colectivo.

La triste realidad, si la comparamos con Buenos Aires por ejemplo, está en la red de trenes o subterráneos, donde, hay una cultura del respeto por el servicio.

El servicio de trenes y subterráneos tiene los mismos problemas que transmilenio, se llena, se viaja incómodo e incluso a veces no es nada puntual o se corta el servicio del todo.

Cuando se aborda una estación de tren, existe la posibilidad de pasar sin pagar o “amagando un papel cualquiera” pero la mayoría hace la fila y compra el boleto, por más que sepan que pueden ir “gratis”.

No es una crítica destructiva a mi ciudad, es más bien un ¿Porqué nos tumbamos a nosotros mismos? ¿Porqué nos faltamos tanto al respeto?

Otra cosa que noté fue el increíble aumento de personas que piden monedas en transmilenio, en el trayecto habitual que solía hacer se subían 1 o 2 por mucho, en un solo viaje conté 4 o 5 pidiendo monedas.

Finalmente, algo triste es ver que cerramos todo muy temprano en Bogotá, a las 21:30, 22:00 ya parece tierra de nadie salvo por algunas zonas de la capital, mientras que, Capital Federal en Buenos Aires, pareciera tener mucha más vida nocturna.

Éso tal vez, aunque no sea lo más positivo, serían las diferencias más notables entre la cultura porteña y la bogotana a mi parecer.

Lo bueno de volver a Colombia

No conocía Boyacá, es más, conocí un lugar interesante como Sutamarchán, tierra de Don Jediondo!

Pasé por Suta, Tausa, Chiquinquirá, Ráquira, Sutamarchán, Villa de Leyva y otros cuantos pueblitos, probé la deliciosa picada, disfruté las artesanías, el sabajón y la mirada típica de pobladores viendo llegar al “pelele de la ciudad” 🙂

Conocí un lugar fantástico llamado “El Tambor” en La Calera y  un restaurante muy bueno cerca de la plaza Simón Bolivar llamado “La puerta Falsa” donde sirven unos desayunos (tamales) increíbles.

Estar con los seres queridos y compartir tiempo, sentir que, era como si una parte de mí se hubiera quedado viviendo en Colombia todos éstos años, todo lucía diferente pero era una sensación de comodidad, tranquilidad, algo de nostalgia y alegría.

Ver a ésas amistades y conocidos que se quedaron o que han regresado al país, ver cómo cambia la ciudad, los nuevos centros comerciales, lugares que siguen o ya no se encuentran allí, disfrutar de nuestros amplios parques y zonas verdes de las que tanto se carece en Capital Federal (Buenos Aires), tal vez (excepto para mí) el clima también.

Definitivamente, nada mejor que Comida, Amigos, Familia, son uno de los núcleos más importantes en mi vida y supongo que en la vida de muchas personas.

Pasando cuentas

Me sentí estancado hablando con algunas personas, pareciera que mi mentalidad cambió mucho después de vivir tanto en el exterior.

Siento que algunos están “tristemente acomodados” en la realidad de la “Pobre Colombia sin oportunidades” pero no hacen nada para revertir la situación.

Percibo en mi forma de ser empuje y constancia para salir adelante y en algunos compatriotas es como un “deje así” que castra cualquier posibilidad de cambio, crecimiento o éxito.

Y es que para cambiar eso, no creo que se requiera una charla motivacional, porque “charlatanes” ya tenemos muchos, parece que hay que abarcar mundo, expandir la mente y algún día regresar a nuestra tierra con frutos cosechados para que todos podamos comenzar a mirar y creer en un futuro venturoso.

Creo que en Colombia valoramos estúpidamente cosas como un título académico y en Argentina pareciera ser más importante el “quién” que el “qué”, puede que me equivoque, pero es lo que la vida me ha demostrado.

Ahora, ya cierro éstas líneas y me pregunto qué aventuras tendrán aquellos que ya están aquí y qué añoran los que desean llegar a éstas tierras gauchas.