¿Cómo pedir un café en Buenos Aires?

Para aquellos que venimos de un país eminentemente cafetero, es un gusto encontrar cafés desperdigados a través de toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El ambiente que este tipo de lugares propone a sus visitantes es propicio para disfrutar a solas una buena lectura, para beber acompañado y pasar horas enteras en una tertulia con amigos, y en muchas ocasiones para disfrutar a la vez de la cultura porteña.

Recitales, shows de tango, lectura de poemas son, entre otros, el tipo de espectáculos que ofrecen las tardes y las noches bonaerenses en estos lugares.

bebercafeAhora bien, para muchos de nosotros resulta difícil asimilar que difícilmente encontraremos el aroma y el sabor característicos del café colombiano.

Quizá por ello, cuando viajamos a otro país, gran parte de nuestro equipaje está dedicado al transporte de algunas libras del café de nuestra tierra, ya que aquél que encontramos en kioscos y supermercados no satisface nuestra nostalgia cafetalera. Pero toda vez que hemos decidido dar el paso y probar café extranjero, en este caso, disfrutar de una tarde porteña de café, debemos ser conscientes de que el menú varía en nombres con respecto a los que solemos usar en Colombia.

Más de una vez he visto la frustración en los rostros de nuestros compatriotas al encontrarse con un listado de bebidas a base de café cuyo significado desconocen por completo. La buena noticia es que no hay nada de raro en estas bebidas, salvo el nombre.

Empecemos por subrayar que el término “tinto” que utilizamos los colombianos para denominar la taza de café negro, es una palabra propia de nosotros. Si pides un tinto en otro lugar, lo más probable es que te traigan una copa de vino.

Por esta razón, si piensas venir a Buenos Aires o ya estás acá, es bueno conocer de antemano las características del tipo de cafés que suelen ocupar los menús porteños. La siguiente guía tiene como propósito facilitarnos las cosas.

Variedades de café porteño*

Café (a secas):

Pocillo de café negro y fuerte. Un equivalente aproximado al ristretto italiano.

Cortado:

Pocillo de café negro, “cortado” con leche. La proporción vendría a ser ¾ de café por ¼ de leche y una fina capa de espuma en la superficie.

Lágrima:

Leche con “una lágrima” de café, es decir, con una gotita que apenas oscurece el tono de la leche.

Café con leche:

En este caso no hay lugar a la confusión. Es muy aproximado al café con leche colombiano.

Capuccino:

Hay capuccino y capuccino italiano, o capuccino a secas que cuando lo traen resulta ser italiano. Depende del lugar en que uno lo ordene, vendrá con crema, canela y ralladura de chocolate (italiano), o como una especie de cortado largo con capas en distintas tonalidades de marrón. El italiano siempre será más caro. Asesórese con el mozo antes de pedirlo.

Americano:

Este café suele ser motivo de recurrentes confusiones. No es común que se ofrezca en los locales notables ni en los locales barriales, pero de cuando en cuando aparece en la carta, así que hay que estar atentos. El “americano” es, por definición, un café más liviano, servido en jarrito, es decir, en una taza más alta que el pocillo, más baja que la de capuccino y más angosta que la del café con leche. Pedir un americano debería ser pedir un café largo, más aguado que el ristretto, pero en algunos locales se lo clasifica como “cortado en jarrito”. Nuevamente conviene asesorarse con el mozo.

Variantes:

Un “cortado medio y medio” es un café con leche en una taza pequeña o pocillo. Un “cortado en jarrito” es ¾ de leche y ¼ de café en una taza mediana. Dependiendo del local, un “café doble” puede ser un café negro en una taza para café con leche (que suele tener el tamaño de una taza de té), o un café negro en jarrito. Una vez más, busque el consejo del mozo para pedir la cantidad que esté dispuesto a consumir. Siempre hay café con crema aunque no figure en el menú, pero por la crema le cobrarán un plus. El infaltable vasito con agua fría o soda y el bizcochito son gentilezas tradicionales que por suerte nadie cobra todavía.

Por lo demás, puede que la lágrima no esté en la carta, pero si la pide todo el mundo sabrá a qué se refiere. Lo mismo con el cortado “medio y medio” o “mitad y mitad”. El americano, como señalamos, suele provocar confusión, pero con pedir “un café liviano” el tema se resuelve. Si quiere un café negro más cargado de lo normal, conviene pedir un “expreso fuerte”.

Solo resta aventurarse a probar las  distintas variedades y elegir aquella o aquellas que más nos atraigan. Si estás en casa y no tienes mucho por hacer, siempre una taza de café resulta ser una excelente opción.

* La descripción de las distintas variedades de café porteño han sido extraídas de conexion brando

Autor: Victor Eduardo Tenjo