Tal vez sea la persona que menos sabe de fútbol. Nunca fui un gran seguidor del balón pie, excepto por los mundiales.  Y es que como todo gran evento deportivo éste reúne a los mejores países para competir entre sí y uno tiene la necesidad de satisfacer ésa curiosidad de quién es el mejor ¿no?

Se presentaron disturbios en Colombia, Argentina y Alemania, muertos y heridos…

Sin embargo, desde hace muchos años que no seguía un mundial tan de cerca, es por estar aquí en Argentina que se revivió mi interés por el fútbol y decidí estar minuto a minuto bien concentrado en todos los partidos que pude ver, apoyando a Colombia y a Argentina en paralelo, aunque esperando una final Brasil – Argentina que nunca llegaría.

 

Pese a que no sé nada de fútbol, de lo que sí sé, es de los seres humanos, especialmente de los que vivimos en Latinoamérica.

Nací en éste continente y me he desarrollado en él los últimos 28 años, siendo las tres ciudades más importantes en mi vida Bucaramanga, Bogotá y Buenos Aires.

Y éste mundial, que lo viví con toda la expectativa de recibir la emoción del despliegue de habilidades deportivas de profesionales de todo el mundo, comenzó muy bien, pero a medida que la meta se acercaba, la clasificatoria, cuartos y semis comencé a notar la esencia de los hermanos latinos “El mundial del Odio”.

Y es que somos estúpidos, me incluyo por el hecho deque todos los somos en alguna medida mas no por ésta idea en particular; expresiones del tipo “Brasil, decime que se siente” “Argentina, decime que se siente” “Ojalá le gane Alemania a esos Argentinos de m****”… no son más que la clara expresión de una falta de cultura y unidad, de un odio irracional, del goce por el dolor ajeno.

Éste deporte tan intenso, en un principio unió a muchos y luego los separó abruptamente en posiciones y opiniones.

Comenzaron los insultos de un lado a otro, terceros que le deseaban el mal a otra nacionalidad, celebrando sus derrotas o humillaciones, como si ésto les trajera algún tipo de redención o beneficio en sus vidas.

Tal vez por ése motivo (y otros tantos) es que no puedo disfrutar del fútbol completamente. Por que no estamos educados para aprender a perder, para ser humildes en la victoria o en la derrota, pareciera que, cuando las cosas no salen solo nos resta meter “cizaña, veneno” para sentirse vivo, para sentirse “vengado”.

Para mí fue más claro el odio entre hermanos latinos que la falta entre el portero Alemán e Higüaín en la final de la copa del mundo.

La falta de Neuer a Higuaín

La falta de Neuer a Higuaín | Tomado de C5N (imagen alterada digitalmente <-)

Me pregunto ¿Porqué será que nos tenemos tanto odio cuando estamos tan cerca unos de otros, cuando se supone que todos compartimos una misma pasión?

Para mí está claro que hay una educación muy laxa en América Latina que es la que nos lleva a éste tipo de pensamiento y no me refiero tan solo a la educación formal impartida en las escuelas sino también la que proviene del hogar.

Violencia a la orden del día

No es un tema exclusivo de Colombia, pelotudos los hay en todas partes del mundo.

Cuando comenzaron los partidos de las eliminatorias, en Colombia ya había riñas e incluso muertos por el inicio del mundial, algunas reacciones que escuché:

Típico de los Colombianos, se matan, se emborrachan, que tal si ganaran el mundial

Ley seca, porque los Colombianos no saben celebrar una victoria

Igual de violentos que siempre en Colombia, nada cambia todo es lo mismo

Y pareciera que es nuestra patria la única que tiene problemas con aceptar una victoria o una derrota, pero no es así, si bien hubo muertos y heridos, en Argentina y Alemania tras el partido de la final no se quedaron atrás.

Muertos y Heridos por la Victoria de Colombia

Muertos y Heridos por la Victoria de Colombia | El Espectador

Disturbios en la 9 de Julio tras la final de Argentina

Disturbios en la 9 de Julio tras la final de Argentina | Tomado de El Universal

Disturbios en Alemania - Un muerto, heridos, xenofobia y Racismo

Disturbios en Alemania – Un muerto, heridos, xenofobia y Racismo

El resumen del mundial

Muertos, Heridos, disturbios, violencia civil y policial, fuertes sumas de dinero invertidas en un evento que opaca problemáticas sociales más importantes, no solo en Brasil sino en toda América Latina.

Odio entre países hermanos, agresiones entre seres humanos por el ego y la gloria que provee la victoria de un trofeo vacío cuando no se recibe con dignidad, humildad, espíritu deportivo.

Pérdidas económicas, sociales, delitos y un sabor amargo para todos porque al final, ni los unos ni los otros y en Europa celebrando de lo cosechado, lejos y ausentes de toda la mierda sobre la que nosotros mismos hemos de enterrarnos por nuestra propia ignorancia.